sábado, 30 de enero de 2010

El cuerpo en FOC

Un artículo al que llego por este blog: The Iconographic Fiction and Christian Humanism of Flannery O'Connor, de Vigen Guroian.
Es excelente: se centra en el arte encarnado de FOC a partir de los iconos. Sobre todo comenta The Enduring Chill y Parker's Back. Merece la pena leerlo, aunque sea un poco largo. Recojo unos párrafos:
Casi como un pintor de iconos, O'Connor recurre a la perspectiva invertida y a la forma distorsionada para hacer comprender a su lector que lo corriente puede ser revelador, que lo natural lleva la imagen de lo sobrenatural. El arte de O'Connor es figural y tipológico como el del pintor de iconos  (...).

Flannery O'Connor fue mal interpretada. Su problema era que, como ellá bien lo sabía, el público de sus obras carecía de anclaje bíblico y de la imaginación moral para comprender la verdadera naturaleza de su arte iconográfico. De un plumazo, los intérpretes modernos de iconografía han descrito el icono como primitivo e idealista, sin captar su realismo basado en la encarnación y la revelación de la vida transfigurada. Cuando O'Connor apareció por primera vez en escena, los críticos describieron sus obras de ficción como grotescas, y le atribuyeron a ella el mismo dualismo metafísico y moral contra el que luchaba. ¿Qué respeto podía tener esa escritora por el cuerpo, cuando solía representar personajes desfigurados y, peor aún, les hacía pasar por lo que parecían a esos críticos como ordalías de violencia gratuita? Llegaron a la conclusión de que O'Connor se había comprometido a mostras la imposibilidad de reconciliación de materia y espíritu. (...)

Como ha observado muy sabiamente Frederick Asals en su estudio sobre el arte de O'Connor: "El objetivo central de toda la ficción tardía de Flannery O'Connor es destruir ... el escapismo o la pseudotranscendencia, insistiendo una y otra vez en que la existencia sólo puede ser en el cuerpo, en la materia, sean cuales sean los horrores que eso comporte". Incluso esa sagaz intuición se queda corta para expresar todo lo que está en juego para O'Connor en su defensa del ser encarnado: la naturaleza no acaba en el orgasmo, en un estómago lleno o en ser dueño de un coche de lujo de último modelo. La naturaleza es tanto una ventana como un camino hacia lo sobrenatural. O'Connor entiende los desafíos especiales que plantea la era secular a un escritor de ficción con convicciones cristianas ortodoxas y una visión sacramental de la vida. Incluso el lector católico medio está marcado por el espíritu gnóstico -observa: al separar todo lo posible la naturaleza de la gracia, ha reducido su concepción de lo sobrenatural a tópicos piadosos y la naturaleza se vacía de gracia.

O'Connor no creía que el hombre moderno rechace la gracia del todo. Sin embargo, sí que llega a la conclusión de que cuando la gente actual juguetea con la posibilidad de la gracia en sus vidas, se sienten inclinados a concebirla como una herramienta divina, no como una presencia sacramental. La gracia es un ingrediente extra y ajeno, añadido a la naturaleza por Dios, conseguido por medio de sacerdotes y plegarias, útil, pero no presente en la vida normal. Es más, esta visión instrumentalizada de la gracia acaba haciendo casi imposible escribir sobre la gracia sobrenatural, dice O'Connor. La gracia sobrenatural no es magia, no está sujeta a manipulación humana o limitada a necesidades humanas. En un esfuerzo por recalcar esto a sus lectores, O'Connor dice que en su ficción se acerca a la gracia casi de manera negativa. En términos prácticos eso significa que la mayoría de sus protagonistas se resiste con todas sus fuerzas a la acción de Dios sobre ellos. La lección que aprenden, a menudo a través del sufrimiento, es que la gracia es acción libre y propia de Dios y puede llegar a cualquiera, incluso ante su incredulidad.

martes, 26 de enero de 2010

Foto de ojos

En la exposición sobre el dandysmo en el CGAc -una basura- esta 'pieza' (el que sale reflejado soy yo):

Una foto bien hecha, aquí.

miércoles, 20 de enero de 2010

Para qué la ficción

De esta entrada, copio este texto de FOC:

A story is a way to say something that can’t be said any other way, and it takes every word in the story to say what the meaning is.
Un relato es un modo de decir algo que no se puede decir de otro modo, y explicar qué se quiere decir hace necesarias todas las palabras del relato.

Y he encontrado el texto largo donde está la frase (y veo que es de Misterio y maneras):
When you can state the theme of a story, when you can separate it from the story itself, then you can be sure the story is not a very good one. The meaning of a story has to be embodied in it, has to be made concrete in it. A story is a way to say something that can't be said any other way, and it takes every word in the story to say what the meaning is. You tell a story because a statement would be inadequate. When anybody asks what a story is about, the only proper thing is to tell him to read the story. The meaning of fiction is not abstract meaning but experienced meaning, and the purpose of making statements about the meaning of a story is only to help you to experience the meaning more fully.

miércoles, 13 de enero de 2010

Curso de Yale

Al fin vi las dos clases en línea sobre Wise Blood de una profesora de Yale, Amy Hungerford, que mencionaba bastante gente en la red; y demasiado tiempo para demasiado poco me pareció, aunque siempre se aprende -y no pillé todo.
Por empezar por lo menor, tuvo alguna metedura de pata menor en aspectos de detalle, siempre referidos a lo religioso (como que los apóstoles fueron los que expulsaron al demonio en el episodio del endemoniado de Gerasa).
Es una manía de los profesores USA focalizar todo en un punto, convertir todo en una explicación de una tesis, no pueden decir las cosas sin más; y al final su tesis era echarse en brazos de una tal Patricia Jaeger (sp?), que había hecho un artículo, por lo que parece, en el que exponía una teoría algo peregrina -pero muy de moda en los estudios de género (sic)- sobre las mujeres sometidas en el Sur y los cuerpos troceados y la cosificación, que sería la clave de la obra de Flannery, por más que esta afirmase explícitamente otras cosas (pero ya se sabe, la tal Amy es más lista -¡profesora de Yale!- que la palurda de Flannery, que de verdad expresaba justamente eso, la cosificación de la mujer sureña, aunque no quisiera).
Y con Wise Blood hay demasiada tela que cortar para despacharlo todo con dos explicaciones. Pero miradlo vosotros y comentad, que seguro que no lo pillé bien:
Aquí la primera clase. Y aquí la segunda.

domingo, 10 de enero de 2010

Canción de The life you save

HB 208 [Carta a Betty Hester 9.03.57] Sobre la versión de TV de The life you save may be your own, que hizo Gene Kelly:

I would rather see it a musical than what it was on that TV program.
The life you save may be your own
Hand me that there tellyphone
Hideho and hip hooray
I am in this thang for pay.
Preferiría verlo convertido en musical mejor que lo que resultó ser en ese programa de televisión:
La vida que salvas puedes ser tú
Pásame ese telífono de allá
Tirirí y tiririrá
Estoy en esto por el parné.
Al final Flannery decía que estaba contenta, porque con el dinero compró un frigorífico.

lunes, 4 de enero de 2010

Conversión en la literatura

HB 275 [Carta a Betty Hester 4.04.58]
About the novel of religious conversion. You can’t have a stable character being converted, you are right, but I think you are wrong that heroes have to be stable. If they were stable there wouldn’t be any story. It seems to me that all good stories are about conversion, about a character changing.
Sobre la novela de conversión religiosa: no puedes hacer que un personaje estable se convierta, tienes razón, pero creo que estás equivocada en lo de que los héroes tienen que ser estables. Si fueran estables no habría historia en absoluto. Me parece que todas las buenas historias tratan  sobre la conversión, sobre un personaje que cambia.
Y esto recuerda, claro, a Aristóteles y la catastrophé.